A medida que las redes se vuelven más complejas, ¿cómo pueden las empresas evitar poner en riesgo sus objetivos de transformación digital?
El próximo gran avance en progreso estará marcado por un crecimiento exponencial de conexión y conectividad, que ya estamos viviendo. A medida que los sensores se vuelven más pequeños y más eficientes, los dispositivos móviles se vuelven más capaces y nuestras redes se vuelven más sólidas, industrias tan dispares como salud, transporte, educación, gobierno y entretenimiento encontrarán oportunidades para nuevas eficiencias, nuevas formas de interactuar con los consumidores y enfoques transformadores para servir a sus comunidades.
El borde de la red es el punto donde una organización y sus clientes se encuentran. Es donde los usuarios interactúan, las transacciones móviles ocurren y los dispositivos de IoT se conectan y se administran. Es la primera línea de defensa contra los ataques de ciberseguridad y el lugar al que recurrir para controlar el negocio. El borde es una nueva frontera donde cada segundo cuenta. Los fabricantes de hardware han predicho mil millones de suscripciones de 5G para 2023 , lo que introduce la inminente necesidad de una red mucho más rápida capaz de impulsar tecnologías emergentes como la realidad virtual, la inteligencia artificial y más.
Soportar miles de millones de dispositivos nuevos en la red es solo el comienzo …
Una vez que entendamos el hecho de que tendremos mil millones de dispositivos 5G nuevos en una red determinada en cinco años, hay que tener en cuenta la gran complejidad que se requerirá de estas redes: desde sensores IoT hasta teléfonos inteligentes, dispositivos conectados y más, con tan solo las empresas conectar terminales a un hub central.
La red se ha transformado en una malla de dispositivos y la forma de las redes se está moviendo hacia un modelo más distribuido. Los lugares a los que nos conectamos se han expandido junto con estos avances: olvídate del aula o del lugar de trabajo. Ahora tenemos el desafío de conectar a los usuarios en el piso de venta, en estadios deportivos, en espacios públicos y más.
Con 30 mil millones de dispositivos de IoT conectados previstos para 2020 según Statista , las empresas ahora tienen el desafío de recopilar datos en tiempo real y las redes de Wi-Fi RF, aunque flexibles, son propensas a ser difíciles de administrar en entornos dinámicos.
En lugares donde hay una gran cantidad de información cambiante para tener en cuenta (densidades de usuarios, ubicaciones de usuarios, distancia y cobertura), puede ser un desafío significativo para los seres humanos analizar y abordar la mejor forma de optimizar una red inalámbrica. Seamos sinceros: en una era en la que cada segundo cuenta con la red, los sistemas centralizados tradicionales no están diseñados para hacer frente a la red de rápido movimiento impulsada por innumerables sensores de borde y otras entradas.
Este modelo de conectividad distribuida también crea nuevas áreas de precaución, ya que más puntos de conexión significan más vectores para las infracciones de seguridad. Millones de sensores y dispositivos IoT recién conectados han hecho vulnerable el borde, y todo, desde monitores de presión arterial hasta sensores de movimiento y cerraduras de puertas, se convertirá en la nueva superficie de conexión para las brechas de seguridad.
Para las empresas de hoy en día, se espera una gama cada vez más compleja de escenarios de red. Y esto significa encontrar nuevas formas de garantizar que su red esté haciendo el trabajo de protegerse y optimizarse.
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